domingo, 30 de agosto de 2015

16 FERRY A TANZANIA

30 de Agosto de 2015, Nairobi, Kenia.

Pasar de Mozambique a Tanzania tenía pinta de ser complicado. La frontera es un río, el Ruvuma, y se atraviesa con un transbordador que sólo funciona con marea alta. Hace sólo un viaje al día y no todos los días.
Salimos de Pemba hacia el norte con mucho miedo. Llegamos al puesto de inmigración que estaba unos 50 kms antes de la frontera y allí nos aseguró el funcionario que, si queríamos, podíamos tomar el ferry aquella misma tarde. Nos lanzamos a toda velocidad por una pista complicada con la suspensión tocada. Os recuerdo que se nos había roto un muelle de la suspensión trasera y lo habíamos remendado; solución provisional. Sufrimos un montón volando por aquel camino de arena castigando la "Hippy" con objeto de llegar al río con la marea alta y con luz; eran las 16:00 y anochecía a las 17:30. La marea máxima sería a las 18:15pm. Si no cogíamos el barco tendríamos que esperar un día; no nos apetecía a ninguno. Llegamos con luz y con marea alta, pero el transbordador no estaba allí. Gran decepción. Preguntamos a unos y a otros acerca de horarios. Todos decían una hora distinta. Es algo común por estas tierras, nadie tiene ni puñetera idea de nada pero todos te dicen algo, normalmente algo erróneo. Preguntamos por el número de coches que podía transportar la barcaza. Nos dijeron que doce coches pequeños: ¡peligro! Ya había unos 5 coches y un camión descomunal, si llegaban más vehículos era posible que nos quedáramos fuera: otro día perdido. Nos quedamos tensos porque no había cola aparente para subir al ferry. Estábamos ya acampados en el campo de fútbol de la aldea cuando vimos que tres coches tanzanos de safaris salieron pitando hacia la zona del embarcadero. Se me encendieron todas las alarmas.
-Me llevo la furgoneta al embarcadero. Dormiremos allí haciendo cola- Dije
Me coloqué quinto, detrás del camión. Atrás, en otro carril quedaron los tres coches de Tanzania.
Haciendo cola para el ferry Mozambique/Tanzania
Dormimos estupendamente, Ale y yo en la furgo haciendo cola y los jóvenes en el campo de fútbol. Al amanecer nos pusimos en marcha a la espera de la llegada del transbordador. Según Internet, la marea alta era a las 06:15am . La nave llegó a a las 8:30, los vehículos que transportaba salieron y al instante los tres coches tanzanos salieron, como si de la salida de un Gran Premio de Fórmula 1 se tratara, hacia la primera línea para embarcar. Nos quedamos los últimos, con gran riesgo de quedarnos fuera. La tensión era brutal. El estibador iba dando paso a los coches, había dos carriles, pero yo quedé el último y no quedaba sitio en cubierta. Suspense insoportable. Finalmente el estibador ordenó a uno de los conductores que colocara mejor su vehículo. Por suerte, siguiendo las instrucciones del capitán conseguí meter la furgo en el único hueco que quedaba. ¡¡¡Uffff!!!.
Comenzamos la travesía, todos contentos. En un momento dado el barco se para. Todos notamos que había tocado fondo en las arenas del río. Haciendo maniobras, el capitán consiguió liberarlo, sin embargo volvió a quedarse varado en los bajíos varias veces. La marea había bajado demasiado y todos nos veíamos haciendo noche en medio del río, esperando a la próxima marea. Tras una media hora con los pelos de punta, raspando los bajos de la embarcación con el fondo del río, conseguimos llegar a la otra orilla. ¡¡¡UFFF!!!


Hipopótamos en el río.
El siguiente escollo sería la frontera tanzana. Había un oficial de inmigración lentísimo. Con cada pasaporte se tiraba más de 20 minutos. Lo miraba y lo remiraba. Agarraba el tampón y cuando estaba a punto de poner el sello lo soltaba otra vez para pensar en yo qué sé. De cuando en cuando le llamaba alguien por teléfono y dejaba todo lo que tenía entre manos. Estuvimos unas dos horas entre Inmigración y Aduanas, y menos mal que se me ocurrió intentar hacer la tramitación de la furgoneta mientras el resto del grupo se dedicaba a los pasaportes, así ganamos tiempo. ¡QUÉ ASCO DE FRONTERA!
Llegamos agotados a Mtwara, población en la que habíamos pernoctado un mes antes. Al llegar al Hotel/camping pedimos el mismo precio que nos habían hecho entonces. Como la encargada era nueva no sabía nada de aquel acuerdo: precio normal por acampar: 10€ precio acordado tras regateo: 5€. Al final, tras llamar a su superior, no llegamos a un acuerdo y tuvimos que recoger todo y buscar otro camping a precio aceptable. ¡Qué día! Todo salía mal; sin embargo al llegar al segundo campamento nos dimos un buen baño en el Océano Índico que nos hizo olvidar los tropezones habidos. En  realidad habíamos conseguido el objetivo de entrar en Tanzania y habíamos ganado un día: buen balance, aunque muy trabajado.

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